LEISHMANIASIS



¿Qué es?

La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa provocada por un parásito denominado leishmania. Según la OMS afecta a unos 12 millones de personas repartidos en 88 países del mundo.



Causas

Su fuente de infección son los animales, afectando a roedores, perros y diversos mamíferos salvajes. En muchas regiones del continente africano la enfermedad es endémica en perros y carnívoros salvajes. Los hombres pueden contagiarse de la enfermedad si reciben picaduras de una mosca de la arena que haya picado anteriormente a un mamífero infectado. La enfermedad también puede transmitirse de madres a hijos y a través de transfusiones de sangre o agujas infectadas.


Síntomas de Leishmaniasis

Existen distintas formas de la enfermedad, siendo la leishmaniasis cutánea la variante más frecuente. Sus síntomas son úlceras en la piel de la cara, los brazos y las piernas, que pueden dejar cicatrices permanentes. La leishmaniasis visceral es la forma más grave de la enfermedad, siendo mortal casi en la totalidad de los casos si el enfermo no recibe el tratamiento adecuado. Los síntomas de esta variante incluyen accesos de fiebre, pigmentación de la piel, pérdida de peso y alteración de los componentes sanguíneos.

Prevención

Ningún fármaco ni vacuna se ha mostrado eficaz en la prevención de la enfermedad, por lo que es necesario utilizar otras medidas preventivas. Es importante evitar estar al aire libre en las horas de máxima actividad de la mosca de la arena, es decir, entre el anochecer y el amanecer. Si se sale al exterior en estas horas, habrá que intentar cubrir la mayor parte del cuerpo con ropa. En las zonas descubiertas se deben aplicar repelentes con N,N- dietilmetiltoluamida. También es recomendable el aislamiento de la cama con mosquiteros tupidos impregnados de permetrina.


Tratamientos

El tratamiento de esta enfermedad debe realizarse bajo control médico. Se utilizan los antimoniales pentavalentes, como el estibogluconato sódico o el antimoniato de meglumina, administrándose por vía intravenosa o intramuscular en dosis única diaria. Están contraindicados en personas que padezcan una insuficiencia renal, hepática o cardiaca ni en aquellas afectadas por una tuberculosis. Otros medicamentos utilizados son la anfotericina B, la pentamidina y el ketoconazol.

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