EL CHI Y LA MEDITACIÓN
Hace miles de años, los maestros taoístas descubrieron los centros de CHI (energía) del cuerpo, mediante la observación interior. Para ello había que apartar el cuerpo de los estímulos externos y meditar, para que, de este modo, se activasen los sentidos internos. Mediante procesos de relajación mental y física y utilizando sus sentidos interiores, los maestros descubrieron que algunas partes del cuerpo tienen más CHI que otras. Sirven como puntos de acumulación de nutrientes para unos órganos y glándulas concretos. Estos centros pueden recibir el CHI de fuentes externas, como la fuerza electromagnética, la vibración de la tierra, la luz y la frecuencia o sonido de la luna, el sol y las estrellas. A este alimento se añade la Fuerza Universal, bajo la forma de la luz roja y violeta del amor incondicional. Los maestros descubrieron que estos centros se conectan para formar un circuito al que llamaron Órbita Micro-cósmica. Por entonces, no tenían el conocimiento que tenemo