Yodo, un mineral esencial en nuestra dieta
ALGAS
Los expertos también nos explican que tenemos que tener muy en cuenta las algas, cada vez más presentes en nuestra gastronomía por la influencia de la comida asiática, que también son una buena fuente de yodo.
SAL MARINA
La sal marina también es un alimento rico en yodo, como nos explican los expertos. Es significativo que “en las zonas costeras, el déficit de yodo es menos común, en las zonas de interior y de montaña es donde suele haber más carencias. En el embarazo y la lactancia las necesidades se ven aumentadas y hay más riesgo de tener déficits. Para ello es importante consumir pescado, salar con sal marina sin refinar y por qué no, incorporar las algas en nuestra dieta mediterránea”.
MARISCOS, UNA BUENA FUENTE DE YODO
También hay mariscos que son ricos en yodo, como el mejillón, el berberecho, el bogavante, la langosta, las ostras o las almejas. ¿Cuánta cantidad hay que tomar? La cantidad de yodo necesaria para adolescentes y adultos es de 150 microgramos al día. En mujeres embarazadas, se debe aumentar a 220 microgramos al día. Y en aquellas que se encuentran en el periodo de lactancia, deben aumentar a 290 microgramos diarios. No es una cantidad exagerada y, según los expertos, con una alimentación mínimamente balanceada se pueden conseguir estos niveles.
FRUTAS Y VERDURAS
También podemos encontrarlo en el mundo vegetal, y está presente en frutas como los arándanos, las fresas y la piña; y en verduras como el brócoli, el ajo, las acelgas y las judías verdes.
PROBLEMAS SI HAY CARENCIA DE YODO
“El déficit de yodo en los recién nacidos y bebés en etapa neonatal puede desarrollar el cretinismo, que es un tipo de retraso mental crónico", nos cuenta el doctor, que matiza que es un problema que también puede llega a aparecer incluso si la madre en el embarazo y lactancia no recibe suficiente aporte de yodo. ¿Y en adultos? "Su carencia puede producir un crecimiento exagerado de la glándula tiroides conocido como bocio, que cursa en la mayoría de los casos con hipotiroidismo.
Esta enfermedad produce un metabolismo muy bajo, con la consecuencia de ganancia de peso a través de grasas, cansancio generalizado y sueño excesivo, bradipsiquia o enlentecimiento de la actividad mental e intelectual, alteración del centro regulador de nuestra temperatura, bradicardia o enlentecimiento del ritmo cardíaco, estreñimiento y, si no se trata, podría ponerse en peligro la vida de la persona. En niños mayores y adolescentes que no reciban suficiente yodo puede afectar a su crecimiento y causar talla baja y obesidad infantil”.