PROGRAMACIÓN Y LIMPIEZA DE CRISTALES



Lo primero que tenemos que hacer cuando nos compramos o nos regalan un cristal, es limpiarlo. Existen diferentes maneras de limpiar un cristal. Yo normalmente utilizo la técnica del agua y sal. Consiste en coger un cuenco y ponerle dos o tres dedos de sal gorda, colocar los cristales encima de la sal y seguidamente llenarlo de agua hasta cubrir los cristales. Entonces, la primera vez que los limpio, me gusta dejarlos así unas 24 horas. Una vez hecha la primera limpieza, para posteriores limpiezas con dejarlo una noche es suficiente. Otra técnica de limpieza es poner el cristal bajo el grifo corriendo agua durante un ratito, o también en el mar donde se rompen las olas o un ratito dentro del agua; o en un río, etc. Otro modo de limpieza es poner el cristal encima de un incienso y dejar que el humo lo purifique. La técnica de la sal no está indicada para las siguientes piedras: ámbar, esmeralda, lapislázuli, ópalo, malaquita y turquesa.

Para limpiar un cristal utilizando Reiki, primero proyectaremos energía de color violeta que actuará como purificadora limpiando el cristal de energías negativas. Después le aplicaremos unos instantes de Reiki imaginando que le transmitimos una energía de color blanco, que servirá para cargar el cristal de energía como si fuera una pila. Si hemos hecho el segundo nivel de Reiki o superiores, también podemos utilizar los símbolos para limpiar y cargar cristales, como por ejemplo el Cho-Ku-Rei, el Sei-He-Ki o el Dai-Koo-Myo.

Es muy recomendable que cuando adquiramos un cristal nuevo lo dejemos un día con agua y sal. Después de esto, le podemos ir haciendo mantenimientos con los símbolos de Reiki, Reiki y colores o pasándolo por agua corriente y visualizando como se limpia. Eventualmente le haremos una limpieza más a fondo.

Una vez hemos limpiado el cristal, el siguiente paso es cargarlo de energía, ya que al limpiarlo lo hemos vaciado. Lo podemos dejar unas horas al sol o a la luz de la luna, también le podemos hacer Reiki para cargarlo. Para hacerlo, lo tendremos entre las manos de 5 a 10 minutos, le podemos introducir algún símbolo como por ejemplo el Cho-Ku-Rei. La amatista y el cuarzo citrino de deben dejarse al sol porque se queman.


Piedras en un cuenco con agua y sal.

Una vez cargado el cristal pasaremos a programarlo. Para programar un cristal utilizaremos órdenes mentales o verbales. Es suficiente con tener el cristal entre las manos, hacerle Reiki o enviarle un símbolo, concentrarnos en el cristal y darle las instrucciones. Como más literales sean las órdenes mejor. Un cristal se puede programar para proyectar o extraer energía. Le tenemos que indicar de donde sacará la energía y donde la pondrá. También le tenemos que decir lo que queremos que haga con la energía que extraiga, le podemos decir que la almacene (después tendremos que descargar el cristal, y cuanto antes lo hagamos mejor), o le podemos decir que la mande a la luz. Podemos aprovechar el momento en que cargamos el cristal para programarlo al mismo tiempo.

Una vez que mojamos el cristal con agua el cristal pierde su programación. Otra técnica de limpieza es dejar el cristal en un cuenco con dos o tres dedos de sal gorda, pero sin el agua. De este modo la sal absorbe las energías negativas del cristal pero no perdemos la programación de este.


Piedras cargándose de energía al sol.

Si nos dedicamos a hacer Reiki habitualmente, podemos tener nuestro propio cristal protector. Un cuarzo blanco generador sería una buena idea. Lo podemos tener cerca en nuestras sesiones y programarlo para que absorba la energía negativa que se pueda desprender durante el proceso. También podemos tener cristales para que armonicen un lugar, por ejemplo nuestro lugar de trabajo o casa. Una drusa de cuarzo o una geoda de amatista son ideales. Además, esta clase de cristales tan grandes se auto limpian y se cargan de energía ellos mismos. También es muy bueno, que una vez que hayamos detectado que Chakras son los que tenemos inarmónicos adquiramos algún cristal que trabaje específicamente esos Chakras. Si tenemos por costumbre meditar, hay cristales que nos pueden ayudar un poco a profundizar todavía más en nuestras meditaciones, el cuarzo blanco o la amatista son ideales y los podemos programar para que ejerzan esta función.

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