ALEXITIMIA
Identificar nuestras emociones y poder expresarlas, más que importante es vital.
Mucho tiempo se le dio poca importancia a esta dimensión de las personas.
Hoy en día, sabemos que la comunicación intrapersonal es un signo de salud.
Si constantemente al preguntarnos cómo nos sentimos no logramos reconocerlo es probable encontrarnos ante un caso de alexitimia, que es cuando no se tienen palabras para los afectos.
La vida moderna no da tregua con sus exigencias.
Cada etapa vital debe responder a un plan para no sentir que postergamos nuestros deseos o “caemos del sistema”.
Es posible que en este diario trajinar las emociones queden de lado, disponiendo de todo nuestro ser a cumplir con las metas propuesta.
Y cuando arribamos por fin al objetivo, otro se impone en nuestra conciencia reiniciando una carrera feroz.
La palabra Alexitimia deriva del griego y significa la dificultad para reconocer y nombrar los afectos.
Fue introducida por Sifneos en 1972, como resultado de investigar a personas afectadas de enfermedades psicosomáticas, quienes expresaban, por medio de síntomas corporales, las emociones que no podían poner en palabras.
La Alexitimia es más común en hombres: por cada 10 varones con este problema hay 2 mujeres.
La explicación de esta diferencia de género se debería a que la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales femeninos cuenta con mayor cantidad de fibras de interconexión.
El cerebro derecho “siente” los afectos y el izquierdo “los reconoce y les pone palabras”.
No obstante estos determinantes biológicos no podemos soslayar la influencia de las normas sociales en la expresión de los afectos, más limitada para los hombres que para las mujeres.
Se diferencian 2 tipos de Alexitimia:
Primaria: se debe a una predisposición genética o anomalías neurológicas dadas al nacer.
Secundaria: es la más frecuente. Aunque existe una vulnerabilidad de base, los factores externos de índole traumática serían las causas principales.
La influencia de un entorno nocivo movilizaría en la persona mecanismos defensivos (represión, negación) para preservar su integridad psíquica, con ocultamiento de su mundo emocional.
Se pueden considerar distintos aspectos del fenómeno alexitímico:
1) Problemas para reconocer y expresar el contenido afectivo de las emociones.
2) Pobreza de fantasías e imaginación.
3) Dificultades para diferenciar sensaciones corporales de emociones.
4) Estilo de conocimiento dirigido hacia lo externo y concreto.
5) Conformismo y aceptación de patrones sociales pre establecidos.
En las personas con alexitimia son frecuentes las quejas psicosomáticas (dolores erráticos, colon irritable, afecciones dermatológicas) así como dificultades para el control de los impulsos (atracones bulímicos, reacciones explosivas de ira, etc.).
En general son caracteres con rasgos rígidos de comportamiento, sobrecarga de exigencias laborales, familiares, de pareja.
En la historia de estos sujetos es frecuente comprobar carencias afectivas o historias de violencia o abuso, que inciden insensiblemente en la construcción del mundo emocional.
Ante la pregunta: ¿qué sientes? Siempre se responde “no sé”, como una muletilla que evidencia el desconocimiento de los afectos.
Nadie puede conocer su mundo interno, de ahí la imagen de herméticos, indiferentes, apáticos, o ansiosos.
El diagnóstico de la personalidad de base es fundamental.
Los abordajes psicológicos ayudan a la persona a flexibilizar las defensas y a reconocer la riqueza emocional reprimida o negada.